En esta última semana
hemos estado viendo el tema 11 de la asignatura, que trata sobre la evaluación
en las aulas en el marco de las lenguas extranjeras. Dentro de ese tema, hemos
estado aprendiendo sobre los diferentes tipos de evaluaciones: inicial,
formativa y final. También hemos visto diferentes métodos de evaluación, así
como la relevancia de las rúbricas y en todo lo que debemos fijarnos a la hora
de elaborar una. Creo que para todos nosotros es un reto idear una forma
adecuada y justa de evaluar a un alumno y durante esta clase hemos aprendido
nuevas ideas para realizarlo, pero al mismo tiempo, también nos hemos dado
cuenta de las dificultades que conlleva.
PEL |
La evaluación nos sirve
para recoger datos de la situación académica del alumno con el fin de tomar
decisiones sobre su proceso de enseñanza-aprendizaje. No solo sirve para poner
una nota final, sino para ver qué necesita el alumno, a qué ritmo debemos
continuar con las lecciones, qué destrezas necesitan mayor refuerzo e incluso
si debemos modificar nuestra metodología. Como se menciona anteriormente, hay
diferentes tipos de evaluación. En la inicial se busca averiguar de dónde
partimos con el alumno. Se realiza a principios de un curso de modo que podamos
ver los conocimientos del estudiante. Para esto también podemos hacer uso del Portfolio Europeo de las Lenguas, que ayuda a alumnado a observar de forma más visual su propio progreso, así como ir poniéndose objetivos y autoevaluando su esfuerzo. La formativa, sin embargo, nos ayuda a observar
cómo avanza el aprendizaje del alumno durante el curso y nos proporciona
información de lo que necesita para que el profesor pueda hacer las modificaciones
necesarias y el alumno pueda saber dónde están sus puntos fuertes y débiles.
La rúbrica fue otra parte importante de nuestra clase. Aunque ya conocíamos el término, no habíamos profundizado exclusivamente en ellas. Una rúbrica consiste en el conjunto de criterios mediante los cuales se evalúa un trabajo del alumnado. Hay diferentes descripciones que se ajustan al nivel de calidad que se exige de dicho trabajo y se utiliza para evaluar. Todos estos criterios deben ser claros y factibles, así como adecuados al nivel del alumno. Nosotros también intentamos hacer una rúbrica en grupos para evaluar una actividad que habíamos hecho en clases anteriores. Se trataba de una actividad de mediación en la que los alumnos debían ver un vídeo sobre Galicia y escribir una carta a sus compañeros irlandeses de intercambio con toda la información relevante sobre nuestra comunidad. Para la evaluación de esta actividad habíamos escogido la observación en el aula y una rúbrica para evaluar aspectos como la mediación, la cohesión, etc. Pero si bien es cierto que habíamos considerado que una rúbrica era la mejor forma de evaluar en ese contexto, tampoco nos habíamos planteado en profundidad toda la información que contendría. Resulta que, aunque parece relativamente sencillo escribirla, desde luego, no lo es. Aquí puedes acceder a nuestra actividad (grupo 5) y lo que intentamos realizar con la rúbrica.
Nos planteamos que sería más sencillo si empezábamos por todo lo que el alumno debía realizar en el ejercicio para conseguir la máxima puntuación y, a partir de ahí, quitar elementos que irían reduciendo la nota. Sin embargo, muchas veces utilizábamos adjetivos que eran poco claros o ideas que podían resultar confusas. Lo más importante que saco de esta actividad es que debemos tener muy claro lo que queremos evaluar y, sobre todo, que el alumno debe entender perfectamente lo que esperamos de él. No vale basarlo sobre ideas que, aunque parezcan claras para nosotros, al final estén sujetas a la subjetividad del profesor. Sobre todo, me ha gustado la página de INTEF que nos ha compartido la profesora y que considero especialmente útil para no partir completamente a ciegas a la hora de crear una rúbrica.
Me ha gustado mucho
realizar esta actividad en clase. Creo que esto es una parte vital de la
enseñanza y es muy importante hacerlo bien. Nos puede ahorrar muchos disgustos
en el futuro y también lamentar ciertas formas de hacer las cosas. Nosotros,
como estudiantes, podemos entender lo frustrante que puede resultar a veces una
evaluación injusta o que no entendamos bien por qué es así y no de otra forma.
Por eso, debemos intentar cambiar eso. También me ha parecido muy importante el
concepto de que evaluar no es solo por una nota, sino una forma de ver lo que necesita
el alumno para seguir avanzando. Sinceramente pienso que ojalá hubiera sido así
gran parte de mi educación, porque a veces sientes demasiada presión por
conseguir una nota y al terminar te das cuenta de que no has aprendido nada.
Eso es lo que me gustaría cambiar en el futuro.
¡Nos vemos en la siguiente entrada!